Soy, totalmente Chanel (en Navidad)

No es que me haga falta un calendario, lo que me había hecho falta es la calma de ponerme a escribir la reseña de mi Navidad. Se trató de tal vez la mejor Navidad de mi vida, me la pasé genial. El espíritu navideño llegó y pegó con todo, en parte porque Emma y Norman tienen ya 3 y 4 añitos respectivamente. El ver la emoción de la Navidad a través de los ojos de un niño es el mejor telescopio para ver a Santa Claus de cerca que puede existir.

Empezando con los preparativos, la compra de regalos incluyó una visita a una florería. Acá las flores por excelencia para éstas épocas son las Noche Buenas. Para todos aquellos que no me creen cuando les digo lo caras que son muchas cosas en Noruega, les tengo una foto que lo prueba:

La corona (NOK) cuesta 2 pesos mexicanos aproximadamente, estamos hablando de que esa plantita cuesta 159 coronas que equivalen a 318 pesos mexicanos. Obviamente ya les informé a cuantos noruegos pude que las Noche Buenas son originarias de México (no les dije que también de Guatemala porque soy mexicana).

Me gustó el paisaje y decidí tomar foto.

Así llegó el árbol de Navidad a mis manos para ser decorado, acababa de nevar como usted se puede dar cuenta, tuvimos que limpiar el piso inmediatamente porque se derritió la nieve y se mojó el piso de madera.

Así quedó el árbol después del decorado, la montaña de regalos está incompleta en ésta foto.

La foto es más elocuente que yo. La emoción provocaba abrazos y risas.

Cada año en Noche Buena se acostumbra ir a visitar a los muertos y dejarles una veladora encendida. El cementerio estaba lleno de personas, con todo y que estaba nevando con ganas. En la foto se pueden ver la cantidad de velas, cada vela significa una visita.

¡Comida!
No se puede poner uno a dieta con ese menú. Delicioso.

Mis sombras y mascara marca Chanel, mis bocinas para iPod, guantes típicos noruegos hechos a mano, y no tomé foto pero me regalaron licor, unas arracadas hermosas, un set de café gourmet, tarjetas con certificados de regalo, un set de baño y... ¡mucho amor!

No sé porqué subí esta foto, es de la chimenea en la casa de la abuela, en donde siempre al día siguiente sirven el Sodd. Hasta el Sodd ya me gusta, aunque no dejo de imaginarme cómo sabría en unas tortillas con mucho limón, cebolla y salsa borracha (lleva pulque).

Terminé mi libro de Beedle apenas a minutos de haberlo empezado, está muy corto pero muy deleitable.

Comentarios

  1. Aww que chingón se ve el cementerio!

    ¿No habrá dejado santa un noruego hermoso de pelo largo bajo tu árbol para mí? =)

    ResponderBorrar
  2. HOLAAAAA!
    Yo comí lo mismo :S, pero si es muy rico y cero dietas :S

    un abrazo, la fotos muy deleitables como el libro que estoy como a la mitad. :D

    feliz año!

    ResponderBorrar
  3. No mamennn porquè son tan caras unas pinchurrientas nochebuenas?

    Se ve que te la pasaste muy agusto, que bueno :) andale, ahora sì le dices quìtate que ahi te voy a la Miau, lo malo es que estàs muy lejos para presumirle O_O

    La Orden de 4 te extraña. Yo te extraño. Los tacos tambièn te extrañan...shalala lala...

    ResponderBorrar
  4. Jaja.. ya ven? para que me crean! carísimas las condenadas y ni crean que de mejor calidad, ya que según tengo entendido se importan de méxico.. yep... (no como el flan)

    I miss the order too!
    Ya sé que nunca seré Miau, pero puedo hacerme ilusiones guajiras, igual y le puedo mandar una foto pero el sentimiento de la mesa nunca será el mismo.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario